Sí, es normal que existan cicatrices visibles después de la reducción mamaria. La mamoplastia de reducción es una cirugía que implica la eliminación de exceso de tejido mamario, grasa y piel para reducir el tamaño y mejorar la forma de los senos. Estas correcciones requieren incisiones en áreas específicas del pecho, lo que resulta en cicatrices.
El tipo y la extensión de las cicatrices pueden variar según la técnica quirúrgica utilizada y la cantidad de tejido que se deba eliminar. Los tipos comunes de cicatrices asociadas con la reducción mamaria son:
Cicatriz periareolar: Esta incisión se realiza alrededor de la areola y es comúnmente utilizada en casos donde se requiere una reducción moderada del tamaño de los senos. La cicatriz se mezcla con el borde de la areola y tiende a ser menos visible con el tiempo.
Cicatriz vertical: Además de la cicatriz periareolar, se realiza una incisión vertical que va desde la parte inferior de la areola hasta el pliegue inframamario. Esta técnica se utiliza en casos de reducción más significativa. La cicatriz vertical suele ser más evidente, pero tiende a desvanecerse y hacerse menos visible con el tiempo.
Cicatriz en ancla: En casos de reducción mamaria más extensa, se puede realizar una incisión en forma de ancla, que incluye una cicatriz periareolar, una cicatriz vertical y otra horizontal en el pliegue inframamario. Esta técnica es efectiva para tratar casos de senos muy grandes y caídos, pero también puede dejar cicatrices más notorias.
Es importante tener en cuenta que cada persona tiene una capacidad única para sanar y que la apariencia final de las cicatrices puede variar de una paciente a otra. El proceso de cicatrización lleva tiempo y, en general, las cicatrices se desvanecerán significativamente durante los primeros meses a un año después de la cirugía.